Daily News

Nunca leyó el periódico. En su primer intento descubrió que había muerto una tarde de 1985. La fotografía dejaba asomar la claridad de lo que es verdadero. Esa tarde habría de robarse al amor de su vida…una flor adornaba su mano. Así adivinó quién era el hombre que yacía en el pavimento, con el rostro mojado de rojo.

 Microcuento: Daniela Rogá / Ilustración: Paola Garfias.

De noche nacen los colores

10:21 Un te de limón calentará mis manos y quizá un poco mis pies…
11:35 Aquí, cerca de la ventana y con la luz apagada, algo vendrá a salvarme…
 11:49 De la obscuridad -esa otra forma del silencio- surgió de pronto ella. ELLA -luminosa y eterna- casi infinita…tan fuerte y tan segura como yo.

*Ilustración: Abril Maciel / Microcuento: Raúl Reyes Ramos

Paseo en bicicleta

Te había encontrado en no sé dónde
en la boca tibia de gente reunida
con la sangre hervida, un poco el frío
un poco la puta vida puta, como siempre
con el hambre de ganas a todos ratos.
Ese rato estabas tú y no conversamos
rodamos en tu bicicleta porque era de noche
porque yo seguía el rumor caliente, por aquello.
Tú tenías veintitantos: dos bocas emparadas a callejón cerrado
una era la mía.
Yo quería retozar con alguien
andar sola muy acompañada
por mi pálida vaina, la pobre.
Me mojaste sobre ruedas y me pudiste llevar a dónde sea
Así que lo hiciste.
Me metiste del camino a rieles con oliva en la piel
untaste tus puntas y tus huesos
mis dietes, mi mala úlcera, mis nalgas,
te abriste despacio, caíste, dormiste,
busqué bajo tu cama una excusa de huída
y me quedé
porque encontré más untos desvalijados como el mío
muy solo, muy yo para no despabilarme.
Te quise querer, te quise despertar con otro rato
y esperé la mañana.
Nos mal viciamos la congoja girando
luego, no supe tu nombre.

*Ilustración: Liz Vázquez / Poema: Ia Navarro

Mañana por las calles

Las calles se despellejan
al paso de esa voz que no emito
y palpita el corazón en una bolsa de sabritas
que tapa la cañería por donde corre mi sangre
mis sueños convertidos en lagañas barro de sábanas
la amistosa traición me invita a visitar su casa otra vez…

* Ilustración: Gabriela Guevara  / Poema: Franciso Rangel

¿QUE DÓNDE ESTÁ DIOS?

 “Saulo de Tarso” era el nombre de un trasbordador espacial que viajaba por todo el espacio buscando a Dios.

A mediados del pasado siglo, el matemático Michel Holdbach demostró con una ecuación que Dios no existía. La humanidad gozó de la mejor época de su historia: paz, amor y una unión que las guerras santas nunca consiguieron. En cuestión de tiempo el ser humano conquistó el espacio y habitó otros planetas, y su reproducción fue moderada, porque no había ningún Papa prohibiendo el condón.

Pero el Vaticano no se quedó tan tranquilo. Decidió usar el poco dinero que le quedaba en construir una nave para explorar el universo y encontrar a Dios. El “Saulo de Tarso” despegó de la Plaza de San Pedro con una tripulación de teólogos, sacerdotes, obispos, cardenales, robots programados para servir y monjas armadas… de guitarras, que ambientaban el viaje cantando soy tan sólo viento sediento y pronto me iré…

Entre nebulosas, cuasares, asteroides y planetas, buscaban al motor de motores.

-¡Ya les dijeron que no existe! ¡No insistan, entiéndanlo! –protestó uno de los robots sirvientes, que al conectar su CPU a la red de la Tierra tenía acceso a libros de Richard Dawkins, Michel Onfray, James Randi, Pascal Boyer y Christopher Hitchens.

-¡Calla, hereje! –gritó Juan Pablo II, quien había sido clonado gracias a una ampolleta con su sangre que se veneraba como reliquia.

El robot emitió un zumbido equivalente a un suspiro humano, y miró por la ventanilla a la inmensidad de un cosmos que, como hacía milenios Stephen Hawking había señalado, no necesitaba de un creador.

*Ilustración: Erika Hernández / Microcuento: Bernardo Monroy

Paciencia RADIANTE

     Ella o el, habitante de un desierto, siempre; con su mundo engalanado de retazos, sin muchas ilusiones, con prisa que sabe a paciencia, sin nuevos amuletos, anónima -seductor e inmoral- pero esta vez y quizá para siempre…

     ¡RADIANTE!

*Ilustración: Antonio Ramírez / Microcuento: Raúl Reyes Ramos